viernes, 6 de marzo de 2009

MANUEL MACHADO


En clase apenas hemos estudiado a este poeta, hermano de Antonio. Me da un poco de pena, porque, aunque no es un poeta de tanta relevancia como él, también tiene poemas muy dignos e importantes. Os comenté que un poema muy famoso de él es el que se inspira en el Cantar de Mío Cid, en la escena famosa de la niña que, muy a su pesar, no puede ayudar al caballero y a sus mesnadas. Este es el poema. ¡Una maravilla! Asun Hidalgo.

Castilla

Manuel Machado (1874-1947)

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- , el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules y en los ojos lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
“¡Buen Cid, pasad...! El rey nos dará muerte,
arruinará la casa,
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El cielo os colme de venturas...
¡En nuestro mal, oh Cid no ganáis nada!”
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita “¡En marcha!”
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga.


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